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El terreno sobre el cual se desplanta Casa Montaña presentó de manera clara un reto y una oportunidad; una topografía severamente inclinada que goza de una vista privilegiada hacia el municipio de San Pedro (N.L., México). El ejercicio de diseño se trató de conjugar a estas dos cualidades para conservar la esencia oblicua del sitio y acentuar su vocación de mirador.
Casa Montaña está resuelta en ocho medios niveles que cascadean sobre la pendiente descendiente de su lote ubicado en una ladera de la Sierra Madre Oriental. Cada uno de estos niveles corresponde a un espacio interior que en todos los casos cuenta con una extensión franca hacia una terraza con espectaculares vistas a una ciudad rodeada de montañas detrás de la cual se pone el sol cada tarde. Las ocho terrazas están conectadas por una serie escaleras que permiten un recorrido exterior que fomenta encuentros espontáneos entre los miembros de la familia.
La estructura escalonada de esta residencia es tan compleja y expresiva como la montaña sobre la cual se desplanta, por esta razón y con el fin de lograr un equilibrio visual se optó por una paleta de materiales sobria y moderada: muros de concreto blanco cimbrado con tableros de pino; suelos recubiertos en placas de travertino cortado en el sentido de sus vetas; celosías corredizas de herrería en tonos neutrales; y duelas de madera de roble. La neutralidad de la gama de acabados también concede el punto focal al contexto de montañas, cielo, vegetación y edificios.
La residencia les brinda a sus habitantes el privilegio de ser espectadores constantes de una ciudad llena de vida y en constante evolución; el placer de salir a observar la luz del amanecer sobre las montañas con una taza de café; y de noche disfrutar de un espectáculo de un millón de luces que tapizan al valle de San Pedro.
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Créditos | Credits
Equipo | Team
Beto Frías
Andrés M. Campuzano
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The plot on which Mountain House stands presented a challenge and an opportunity; a severely inclined terrain with a most privileged view towards the municipality of San Pedro (N.L., Mexico). The design combined these two qualities in order to preserve the oblique essence of its site and to accentuate its vocation as a panoramic viewpoint of the city.
Mountain House is solved in eight split levels cascading over the descending slope of its lot located on a hillside of the Sierra Madre Oriental. Each of these levels corresponds to an interior space which in every case has a clear extension to a terrace with a view of a city that’s surrounded by mountains behind which the sun sets every afternoon. The eight terraces are connected by a series of stairs that allow an exterior promenade which encourages spontaneous encounters between family members.
The staggered structure of the residence is as complex and expressive as the mountain on which it stands, for this reason and in order to achieve visual balance, a sober and earthy material palette was selected: white concrete walls; floors covered in vein-cut travertine slabs; sliding ironwork blinds in neutral tones; and oak wood floors. The neutrality of the material palette cedes the focal point to the context of mountains, sky, vegetation and buildings.
The inhabitants of this residence have the privilege of being constant spectators of a lively city in constant evolution and the pleasure of enjoying the light of dawn showering the mountains while drinking a cup of coffee; at night they can enjoy a spectacle of a million lights covering the San Pedro valley.